Muchos de nosotros hablamos de “Líder” o “Liderazgo”, como si fuera algo totalmente distante y abstracto. Como esa “obra de arte”, que solo unos pocos elegidos eruditos son capaces de entender, interpretar y  sobre la cual pueden dar una opinión o interpretación. Como si fuera un estadío del ser organizacional, al que sólo unos pocos llegan y que sólo se “es Líder” y se “ejerce Liderazgo”, cuando se llega a ser Jefe/Encargado/Responsable/Gerente de algo. La realidad es que en esa instancia, YA ES TARDE!

El camino del líder, comienza antes. Comienza cuando no se tiene un equipo a cargo. Comienza en el día a día en nuestro metro cuadrado, con un saludo al comenzar el día, al agradecer, al pedir “por favor” las cosas, al preguntar cómo está la otra persona, al ofrecer ayuda, desde esas pequeñas cosas que hacen que nos ganemos el respeto y la empatía de quienes nos rodean. Se construye y se gana día a día, con pequeños grandes gestos.

Desde ese momento, estamos “siendo Líderes” y estamos en proceso de formación. Por supuesto, hay habilidades y aptitudes innatas que cada persona trae consigo, pero hay otras que se deben aprender y entrenar. Las organizaciones deben ser proactivas en la identificación y formación de estos potenciales líderes del mañana, con el objetivo de que estén lo mejor preparados que sea posible para cuando llegue su momento de ser “formalmente Líder”.

“Ser Líder” en este mundo cada vez más VUCA, requiere por supuesto conocimientos técnicos, pero cada vez más y más, necesita de habilidades blandas. De poner en agenda a las personas, por sobre los resultados y que esa performance tenga indicadores propios. 

Aquellas organizaciones que no direccionen su foco hacia sus Clientes Internos y Externos, lamentablemente no trascenderán en estas épocas de cambio despiadado…

CONTINUARÁ…